Lo difícil no fue encontrarlas sino decidir a quién dejaba fuera. La historia de la humanidad se ha contado siempre desde solo un sexo: el masculino. En el año 2018 me hice feminista y desde entonces veo el mundo con gafas moradas. Me di cuenta entonces que todos mis libros de texto del EGB, bachillerato e incluso de la carrera contaban la historia de personajes masculinos; las mujeres no estábamos en ningún sitio.
Decidí dedicar parte de mi vida profesional y personal a sacar del anonimato a las mujeres de la historia o la historia de las mujeres. He escrito este libro, dos obras de teatro cuyas protagonistas son mujeres históricas, realizado dos cortometrajes para ensalzar el papel de la mujer rural y sigo en el empeño de poner mi grano de arena en esta causa.
