Las actividades relacionadas con lo doméstico no son productivas por lo que hacerlas no supone ningún prestigio: a nadie le sube el ego limpiar el polvo. Los hombres deben dejar de pensar en «echan una mano», para convertirse en coproductores de su propio hogar, no en ayudantes. Deben de estar tan presentes como la mujer en estas actividades domésticas, y compartir las responsabilidades por igual.
Asumir que nosotras llevamos toda la carga mental, y que esto es un problema, es el primer paso para buscar una solución colectiva. Este libro pretende ayudar a tomar conciencia de esa carga, a través de la propia experiencia de la autora, la periodista Samanta Villar. A su voz se unen la de amigas que le han prestado sus testimonios y los consejos que han proporcionado varias profesionales.
Nadie sabe qué significa realmente «conciliar», no hay un conocimiento en torno a ello que se transmita de generación en generación. Es algo que vamos construyendo y que nos permite sobrevivir día a día con todo, unas veces mejor y otras peor.
